Por que él mismo hace lo pesado liviano; y soporta uniformemente todo lo que es
desigual. Lleva una carga que no lo es; él no será dejado atrás por algo bajo y
mezquino; él desea ser libre de todos los males de las palabras, y no ser
enredado por cualquier aparente prosperidad, o por cualquier subyugada
adversidad.
El amor no siente la carga, está fuera de
los problemas, atempera lo que está por encima con fortaleza, sin excusas para lo
imposible. Y está en consecuencia disponible para emprender todas las cosas, y
completar muchas de ellas, y asegurar a ellos su efecto, donde quien no ama
desfallecerá y caerá.
Aunque se aburra, no se cansa; aunque presione no se angosta; aunque alarme, no confunde; pero es una flama viviente
que se fuerza a sí mismo hacia arriba y seguramente pasa a través de ella.
Tomás de Kempis